sábado, 1 de octubre de 2016

UN COMENTARIO SOBRE LA PRODUCCIÓN DE CINE EN CUBA

 Por: Eduardo Valdés Rivero

La producción cinematográfica en Cuba, así como en el resto de los países de Latinoamérica, es relativamente escasa e intermitente, con excepción de Brasil, México y Argentina, debido a las grandes limitaciones de índole económico que, a diferentes escalas, confrontan las naciones de la región; así mismo muchos de esos filmes, que generalmente son propuestas interesantes y de gran valor artístico, usualmente abordan temas de carácter local sin una marcada intensión comercial en función de garantizar altos resultados de taquilla.

Igualmente existe el monopolio de la distribución cinematográfica a nivel universal, básicamente controlado por empresas norteamericanas y en menor grado por empresas europeas, lo que en gran medida dificulta la exhibición de nuestros filmes en las grandes áreas de influencias de esas empresas, a la vez que también esta situación ha contribuido a crear en los espectadores de esos países hábitos de consumo más receptivos a películas de  determinados patrones y características.

A partir del triunfo de la Revolución Cubana en el año 1959 y a los cambios sociales que la misma originó, la cultura nacional recibió un verdadero y decisivo apoyo del Estado, lo que propicio tanto el surgimiento  de nuevas manifestaciones artísticas como el desarrollo y consolidación de otras que ya existían con antelación; siendo el cine una de las más beneficiadas, primeramente con la creación del Instituto Cubano de Arte e Industria cinematográficos (ICAIC), en el mes de marzo de ese mismo año, y posteriormente con la apertura de otras instituciones igualmente destinadas a la producción cinematográfica y audiovisual.

La producción de cine cubano se fue incrementando gradualmente con óptimos  resultados en cuanto a calidad artística, contenido y compromiso social, alcanzando en los años 1970-80 un elevado nivel de desarrollo, por lo que durante dicho período de tiempo fue posible producir una significativa cantidad de películas de largometrajes de ficción, documentales, dibujos animados y noticieros.


Aunque antes del año 1959  ya se producían en Cuba, esporádicamente, filmes de diferentes géneros, con la creación del ICAIC el cine documental adquiere una gran connotación y reconocimiento internacional, por lo que podemos asegurar que a pesar de las múltiples dificultades que siempre se han tenido que afrontar, se llegó  a crear una verdadera “escuela cubana de cine documental,” con rasgos propios que la identificaban a nivel universal. Así mismo se logró un elevado grado de experimentación artística  y desarrollo profesional del personal de realización y técnico (múltiples colegas del ICAIC tuvieron la posibilidad de obtener becas en el extranjero en prestigiosas instituciones docentes dedicadas a la formación de cine).

Nuestra cinematografía se encontraba en franco ascenso hasta que la llegada del llamado “Período Especial,” en el año 1989, incidió negativamente en dicho desarrollo; debido al incremento de las dificultades económicas y la carencia de los medios técnicos y materiales que usualmente se requieren para poder asumir el proceso de producción de cualquier filme, razones por las que desde entonces se comenzaron a emplear estrategias y alternativas que contribuyeron decididamente a evitar un mayor agravamiento de la referida situación y a mantener, en alguna medida, la continuidad del cine nacional; como fue la concertación de co-producciones con diversos países y las prestaciones de servicios a entidades productoras extranjeras que realizaban parte de sus rodajes en locaciones cubanas (alternativas que aún continúan siendo válidas para nuestras entidades productoras de cine y audiovisuales).

Actualmente el mayor problema, al margen de las cuestiones económicas, continúa siendo, tanto para Cuba como para el resto de los países Latinoamericanos, las dificultades inherentes a  la comercialización y distribución de nuestra producción fílmica en los mercados extranjeros; pero existen perspectivas reales para el cine de nuestra región en cuanto a las posibles alternativas y caminos  que se pueden encontrar. Además de las co-producciones con otros países, están los diferentes festivales y ferias internacionales de cine, donde  acuden productores y distribuidores independientes con el propósito de adquirir nuestras producciones; como es el caso del Festival de Cine Latinoamericano de la Habana que se viene realizando en Cuba desde hace varias décadas.

Igualmente en los últimos años se ha venido incrementando un determinado interés  de los espectadores de diversas latitudes por el disfrute de  filmes procedentes de nuestra región. Así mismo se han generalizado las producciones de cine independiente en soporte digital, con una significativa democratización de los medios técnicos  y costos de realización más accesibles, lo que ha originado una mayor producción audiovisual y la apertura de múltiples salas de cine digital donde nuestras producciones pueden tener mayor acceso a un público que las consuma (al margen de la posibilidad que brinda la adquisición de dichos filmes en formatos de disco DVD).

Se hace necesario crear las condiciones para que los productores y realizadores de Cuba y el resto de los países Latinoamericanos puedan participar con mayor frecuencia en los diferentes  festivales y ferias internacionales de cine, donde sus filmes se den a conocer a productores y distribuidores independientes, así como intercambiar ideas e inquietudes con otros colegas de la región con problemas comunes.

NOTA:
El autor del presente artículo es fundador del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, entidad en la que laboro como Productor de cine. Ha impartido múltiples cursos, talleres, seminarios y conferencias especializadas en varias instituciones culturales y docentes, cubanas y extranjeras, y es autor de diversos artículos sobre producción y realización escénica y cinematográfica. Actualmente labora como Guionista y Director Artístico de eventos y espectáculos escénicos-musicales en la Agencia Artística CARICATOS, del Consejo Nacional de las Artes Escenicas, y es Asesor Cinematográfico en la Empresa Productora de Audiovisuales e Informática del Ministerio de Educación (CINESOFT). 

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