SOBRE EL EXCELENTE Y CLÁSICO DOCUMENTAL CUBANO "NOW" DE SANTIAGO ÁLVAREZ.
Luciano Castillo.
POSTILLAS A PROPÓSITO DE NOW!
Medio
siglo después, el impacto suscitado por las imágenes de Now! (1965), ese clásico que aportó Santiago Álvarez (1919-1998) al cine documental,
sigue repitiéndose en todo aquel que lo ve en cualquier lugar. No solo por el
torbellino de imágenes que acompaña la personalísima versión de Lena Horne (1917-2010) de la
canción tradicional hebrea «Hava Naguila», convertida en himno contra la
discriminación racial, sino por la dolorosa contemporaneidad. Cambió el
vestuario de esa década prodigiosa y quizás el uniforme de los policías; ya las
pesadas cámaras con que los reporteros o cualquier transeúnte filman la
represión y los actos contra los afronorteamericanos no son de celuloide, sino
digitales, infinitamente más ligeras, pero los hechos denunciados entonces se
repiten una y otra, y otra vez. No son imágenes de archivo y fotografías de
todas partes —como advierte un letrero al inicio de esos 6 memorables minutos
del documental—, sino de la cruenta realidad de hoy. «Ahora es el momento! ¡El
momento es ahora!», clamaba vibrante la Horne en la canción cuya letra parece
haber sido escrita entonces para esos y estos tiempos. El rostro desafiante del
niño negro en la última fotografía aún nos sobrecoge.
Realicemos un flashback a cierta tarde en una fecha indeterminada a principios de
1965, cuando Santiago Álvarez, director del Noticiero
ICAIC Latinoamericano, ya con 238 ediciones al inicio del año, convocó a
una reunión a un grupo de compañeros del Departamento de Animación Especial, más tarde Trucaje. Ellos eran: Pepín
Rodríguez, camarógrafo de la mesa de animación, Adalberto Hernández, su
asistente, Ángel López, entonces especialista de la Truca, y Jorge
Pucheux, como su asistente, además de los diseñadores Delia Quesada y Alberto
Herrera (Trufó). Dos años atrás, con las filmaciones realizadas por los
camarógrafos del ICAIC, unidas a otras tomadas por los del Noticiero Nacional
de la Televisión y de la Sección Fílmica del MINFAR sobre el devastador
trayecto por las provincias de Oriente y Camagüey del ciclón Flora, Santiago
había realizado Ciclón, que se alzó
con el primer premio Paloma de Oro en el Festival Internacional de Cine de
Leipzig (República Democrática Alemana). Era la segunda vez que el nuevo cine
cubano producido por el ICAIC obtenía el máximo galardón del certamen, después
de Historia de un ballet (1962), de
José Massip.
Escuchar unas horas antes de citarlos a su oficina
en un disco que le regalaron una canción interpretada por la norteamericana
Lena Horne fue el detonante en Santiago para un nuevo proyecto. Y mientras
dejaba caer sobre la mesa de trabajo gran cantidad de fotografías, fragmentos de
películas y noticieros norteamericanos que habían llegado a su poder, les
contaba anécdotas y experiencias personales acerca del período en que residió
en Estados Unidos, donde tuvo que desempeñar múltiples oficios y ser testigo de
primera fila de la discriminación racial. Los invitaba a realizar, con total
libertad creativa, un fotomontaje a partir de la canción «Now».
«Todos miramos a Pepín, pues a él le tocaba la parte más importante del
proyecto —evoca Pucheux—, ya que casi el 90% de los materiales para trabajar
eran puras fotos; algunas prestadas, otras sacadas de periódicos y revistas del
momento. Recuerdo que estuvimos como hasta las diez de la noche reunidos con
él, analizando todas las posibilidades del trabajo. Qué haría él y qué
procesaríamos nosotros en la Truca, qué les tocaba a los de Diseño, etc. Al final de la
jornada quedamos de acuerdo en que la filmación de las fotos (animadas
en la Mesa de animación) y un sencillo trabajo de diseño en la
presentación, serían suficientes para abordar el proyecto y que la
Truca estaría apoyando esta filmación».
Según Puchaux, artífice de la Truca en un futuro
cercano, imprescindible en no pocos títulos del cine cubano, el reto enfrentado
era buscar el equilibrio de imágenes y música. Aquella canción prohibida en
Estados Unidos por llamar a los negros a luchar por sus derechos, les resultaba
demasiado atractiva, y estaban convencidos de que competiría con las imágenes. Pero
retomemos el valioso testimonio de Pucheux sobre la responsabilidad asumida por
Pepín Rodríguez (1939-2014):
«Un día después estaban Pepín y Adalberto ordenando
la gran cantidad de fotos para lograr una secuencia coherente, a partir de
la letra de la canción. Recuerdo que ese día Ángel me envió a la
Mesa para auxiliarlos en ese trabajo. Algo que comenzó a preocuparnos a
todos fue la intensidad y ritmo de la música y la manera de sincronizarla con
el trabajo de montaje de las fotos. Realmente nunca antes (al menos yo) y hasta
me atrevo a pensar que Pepín tampoco, habíamos tenido una experiencia de este
tipo. Pepín estuvo veinticuatro horas analizando esta situación: no durmió ese
día. Recuérdese que en aquel tiempo un ritmo tan fuerte en el montaje no era
muy común y mucho menos en un llamado documental que rompía todas las
tradicionales normas del lenguaje cinematográfico en este género. Lo peor de
todo —y quizás lo mejor— fue el hecho de la gran urgencia con que Santiago
quería la terminación y exhibición del proyecto.
Esto increíblemente compulsionó la filmación y, de
pronto, ahí estaban Pepín y Adalberto enloquecidos moviendo las fotos cada una
de ellas cuadro por cuadro, reencuadrándolas, haciéndoles zoom,
travelling, etc. Pepín me solicitó ese día que lo ayudara con varias imágenes
trabajadas en Truca y de ahí salí corriendo para enfrascarme en ellas, ya para
entonces habían sido filmados los créditos en una vieja mesa de animación hecha
en Cuba que funcionaba con una cámara Bell & Howell, aun mucho más
vieja».
Si para estructurar Ciclón, Santiago contó en la edición con
el experimentado Mario González (1908-1998), en compañía de la joven Norma Torrado, que se entrenaba a su lado, esta
labor decisiva de conferir el ritmo exigido por la canción de la Horne
correspondió en gran parte a la Torrado (debutante desde 1962 en la moviola en Indemnización, de José Limeres).
Santiago Álvarez, sorprendido por la destreza adquirida por Norma Torrado en el
ritmo intenso semanal de los noticieros, había acudido a ella para su
documental Cuba, 2 de enero (1965), reseña
sobre
las incidencias del
desfile militar y la concentración celebrada
en la Plaza de la Revolución
en esa fecha conmemorativa del sexto aniversario del triunfo revolucionario. Formado también en esa genuina escuela que significó
el Noticiero ICAIC, Idalberto Gálvez incursionaba por primera vez en la edición
de un documental, y nada menos que con una complejidad a la cual no estaban
acostumbrados.
Now!, estrenado en las salas de la isla a fines de agosto de 1965, fue
aplaudido en un inicio como una edición del Noticiero ICAIC —aunque no lo
fuera, sino un documental concebido por el mismo equipo—. «Nuevamente Santiago
Álvarez, que ha obtenido para Cuba cinco premios internacionales con el
documental Ciclón —escribió Luis M.
López en la primera reseña, aparecida en el periódico Revolución del 1º de septiembre—, sitúa el Noticiero ICAIC en el
primer plano de la atención pública, incorporando audazmente elementos
artísticos para establecer el compromiso director, sin rebajar el nivel
estético. […] Por su acertada y valiente selección y montaje, Santiago Álvarez
ha ganado el reconocimiento del espectador». Al día siguiente, una nota informativa
en El socialista, de Pinar del Río,
reiteraba que el teatro Zaydén exhibía un reportaje especial del Noticiero
ICAIC sobre la discriminación racial en Estados Unidos. «Una canción moderna
que es un himno de batalla», la calificaría el cronista de ese diario semanas
más tarde.
En su segunda edición del 20
de noviembre de 1965, tres días después de su aclamada proyección en el cine
Capitol de Leipzig donde el público se paró y gritó por varios minutos, Granma publicó la primera crítica sobre Now!, firmada por Alejo Beltrán
(seudónimo de Leonel López-Nussa). «La denuncia es panfletaria y no pretende
parecer otra cosa —expresó. Es un alegato violento, hermoso, de trinchera,
profundamente expresivo sin oratoria, con la objetividad fantasmagórica y a un
tiempo realista del cine».
A los dos días la noticia
del primer premio, la segunda Paloma de Oro recibida por Santiago Álvarez en un
festival de esa envergadura —bajo el lema «Películas del mundo para la paz del
mundo»—, fue reproducida en todas partes. El realizador, orgulloso y contento,
transmitió telefónicamente a la redacción de Granma que el documentalista francés Chris Marker lo calificó de
maravilloso, en tanto que para el célebre cineasta holandés Joris Ivens era
¡formidable! en su síntesis. «Fue uno de los más aplaudidos entre todos los
presentados para las distintas categorías», declaró Álvarez. Obtener semejante
galardón en el rubro de documentales cortos en un certamen donde concursaron
120 películas de 49 países, y en el cual La
Gran Guerra Patria, de Román Karmén recibió la Paloma de Plata y El fascismo corriente, de Mijail Romm,
ganó el premio especial del jurado, indica la repercusión suscitada.
«En cada instante del filme
se funde la canción “Now” con hechos objetivos, reales, de la acción
discriminatoria de Estados Unidos», escribió el prestigioso crítico José Manuel
Valdés Rodríguez en su sección Tablas y Pantalla de El Mundo (30 de noviembre). Su colega, Mario Rodríguez Alemán,
opinó en Juventud Rebelde el 2 de
diciembre: «El montaje es un torrente de imágenes, dadas con una síntesis
apasionante y con un ritmo directo y sagaz que hace de Now! una película llena de mensaje, de elocuencia, de poder
dramático, como la canción cantada por Lena Horne, sin duda, un canto de guerra
necesaria para la libertad y la paz».
Al reseñar su exhibición en
el VI Certamen Internacional de Cine Documental Iberoamericano y Filipino de
Bilbao, España (1966), donde compartiría el primer premio, la medalla de oro,
el crítico y realizador Miguel Bilbatúa, expresó entusiasmado en la revista Nuestro Cine: «Now! es un documental que debía ser visto por todo el mundo. Now! es lúcido, sobrecogedor, necesario».
El nombre de Jorge Pucheux, como el de otros
compañeros que también trabajaron para este documental quedó fuera de los
créditos. «Eso nunca fue algo importante para nosotros —rememora al cabo de los
años este hombre a quien debemos vivencias como las que hemos insertado—,
lograr el reto de terminar el documental y, a la vez lograrlo, con
excelencia fue lo primordial. La edición de Now!
junto a Santiago, a Idalberto Gálvez y a Norma Torrado, con casi todos nosotros
presentes y en un acto increíble de libertad creativa, el montaje de cada foto,
de cada imagen, es inolvidable para todos los que participamos. Ya Ciclón había quedado atrás. Con la
realización de Now!, Santiago nos trasmitió
su osadía, su aventura, su respeto a cada quien».
Luciano Castillo